martes, 28 de octubre de 2008

De Posada de Valdeón a Soto de Sajambre por Torre bermeja

Cuatro de octubre, un mes de septiembre realmente suave, y ¡nieve en los picos! Después de toda la noche en el autobús, ¡nieve!
La subida a Torre Bermeja empieza prácticamente en la propia Posada. Las dudas de por donde ir también. No hubo demasiados problemas ya que se puede ir por los dos caminos de la disputa.

La subida no tiene ningún problema (salvo la cuesta), no hay peligro, no pierdes el camino, el día era realmente un buen día para caminar y aunque la nieve empezaba muy abajo, no daba problemas. El espesor de la nieve era prácticamente constante a lo largo de la subida y todo era maravilloso.

Yo seguía el camino y comprobaba con mi GPS que todo iba bien. Como no veo de cerca ni jota sin gafas aprovechaba las paradas para hacer las comprobaciones. Y todo iba bien.

Al final de la subida la nieve tenía unos veinte centímetros de espesor. El goretex ya no era impermeable y los que iban delante seguían la huella. Empezamos a perder altura rapidamente

Milagritos ha desaparecido

Milagritos y uno de sus hermanos han desaparecido. La última vez que los vi fue el miércoles 1 de octubre. El viernes 10 de octubre ya no estaban.
Por lo que nos dijeron, salían de la era, jugaban con la gente y, posiblemente, han sido adoptados por alguien.
Durante la marcha de Picos de Europa cominos realmente poco, por lo que nos sobro prácticamente entera la empanada que llevamos. Podíamos haber comido cuatro personas con ella. Al volver a casa la congelamos. Durante toda la semana congelamos las sobras y el viernes se las llevamos a los gatos. Uno de los gatitos que quedan salió a recibirnos casi hasta el coche, con el rabo muy tieso y maullando intensamente feliz. El otro gatito nos esperaba en la puerta, también con maullando y con el rabo muy tieso.
Comieron, comieron (creo que llevaban una semana sin comer nada sólido) y volvieron a comer. Cuando nos fuimos los dos gatitos parecían pelotas de tenis, con patas y rabo. Al día siguiente no quedaba mas que unos pedazos del pan de la empanada. Los gatitos seguían pareciendo pelotas de tenis (y seguían comiendo), las madres parecían a punto de parir (y seguían comiendo) y pedían mas.