jueves, 22 de diciembre de 2011

El extraño pudor de los verdugos.

Hace muchos, muchos, muchos años, en aquella época en la que internet no existía, cayo en mis manos una foto con tres personas muertas colgadas por los pies de una marquesina. Eran dos hombres y una mujer,  Benito Mussolini, otro hombre, y  la amante de Mussolini. Mussolini fue un hombre cruel, que metió a su país  en al menos cuatro guerras, entre otras la guerra civil española. La foto es para estómagos fuertes, quien quiera verla que la busque en internet. Alguién, no recuerdo ni quién, ni cuando, ni porque, me comento que la falda de la mujer estaba sujeta para que no cayese y dejase al descubierto la ropa interior de la mujer.  Ayer vi, repetido una y otra vez en la Sexta, una tremenda paliza que diez o doce policías egipcios dan a dos mujeres en la plaza Tahrir. Una de las mujeres intenta defenderse, desde el suelo, dando patadas al aire. La otra está inerte mientras la golpean. No recuerdo como, la blusa negra que lleva se le sube hasta dejar al descubierto el sujetador. En ese momento uno de los bestias le da una patada en el esternón, es decir, entre las tetas. Al fin los policias dejan de golpear a la mujer y uno de ellos, digo yo que por pudor, devuelve la blusa a su sitio, tapando el sujetador de la mujer.

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