domingo, 22 de enero de 2012

Tres días, dos noches.

Desde ayer estoy en casa, he pasado dos noches en el hospital, pasando por el quirófano. La operación creo que ha salido bien, de momento no me duele nada. Los que lo han visto dicen que tengo un costurón de grapas de 10 cm. Como no todo puede estar bien después de una intervención de este tipo tengo necesidad de ir cada 20 minutos a orinar.
Llegamos temprano al hospital, mi padre se empeñó en ir a primera hora, aunque en principio no me tocaba operación hasta media mañana. Esperamos un cuarto de hora hasta que abrieron la admisión. Tardaron poco en darme la habitación, en la primera planta, pero tuvimos que esperar un rato hasta que tomamos posesión de la habitación. La habitación incluye una ridícula bata que te deja el culo al aire (yo me lleve un pantalón corto) . Como primera medida antes de la operación un enfermero me afeitó toda la espalda, no utilizó jabón, lo hizo con polvos de talco. Yo jamás había oído algo similar.
A las 12 me llevaron al quirófano. En el quirófano ademas de mi cama y de la mesa de operaciones había otra camilla pegada y de la misma altura que la mesa de operaciones. Me cambiaron a la camilla intermedia, me pusieron una vía y empezaron a contarme milongas del tipo "piensa cosas bonitas", te vamos a poner oxigeno y a dormir.
Lo siguiente que recuerdo es "¡eeh, eeh, despierta!". Yo estaba muy agustito, creo que estaba dormido, no anestesiado y me despertaron. Me desperté con ganas de orinar y de momento sigo con ganas de orinar cada 20 minutos.
En la habitación había mucha gente, Use, mi hermana, mi cuñada Mary, mi sobrina y no se quién mas. La situación para el enfermo, en este caso yo, no es ideal. Resacóso de la anestesia, con necesidad de orinar en una botella cada 5 minutos y con la habitación llena de gente no estas en la situación mas ideal. De todas maneras se agradece la presencia. Me dieron de cenar y el único comentario que se me ocurre es que no hay hospital que tenga una estrella Michelín. La noche no fue ni especialmente mala ni especialmente buena. No me dolía nada, pese al costurón, no tenía sueño y seguía orinando cada diez minutos. Las enfermeras entraban de vez en cuando para poner o quitar sueros, antibióticos, nolotiles y otros viales. Mas que a mi, molestaban a Use.
Al día siguiente la tónica era la misma, un meón y una habitación llena de gente. El médico vino sobre las tres, me dijo que ya me podía levantar, mandó que me quitaran el drenaje, no me dio el alta pero me dijo que diera paseos. 
El hospital seguía sin una estrella Michelín.
Sin drenaje y pudiendo levantarme la cosa era mas llevadera. El sábado nos despertamos muy temprano, era de noche. Use estuvo esperando a que amaneciera para venir a casa, arreglarse,  y traer ropa limpia para mi. A las diez vino el médico, me dio el alta y a casa. Llamé a Use, acababa de llegar a casa,  había ido dando un paseo. Volvió en taxi, hizo las gestiones correspondientes y nos preparamos para irnos. Gumer y Miguel iban a visitarme esa mañana, así que nos recogieron a la salida del hospital y nos trajeron a casa.

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