lunes, 19 de noviembre de 2012

A la sexta fue la vencida. La increíble historia de una instalación telefónica.


  1. Pido el teléfono en tienda. Me llaman según lo ofrecido por el vendedor y quedo para el día siguiente en San Pedro (119 km. entre casa). Me levanto temprano, voy para allá y espero. Me llama un instalador diciendo que no encuentra el número 34, que esa calle no es tan larga. Le explico como llegar y el me dice que está en Madrid.
  2. Vuelvo a pedir el teléfono, esta vez por teléfono. Me aseguro de que esta vez la han entendido bien la dirección. Quedo con el instalador, voy a San Pedro y el tío de Use se niega a dar permiso para pasar los cables por sus fachadas. Gran bronca entre el instalador y el tío de Use. Intentamos una mediación de la alcaldesa pero el muy animal se empecino en su postura.
  3. Me entero de que una de las casa de enfrente tuvo teléfono en su momento pero ya no lo tiene. Hablo con mis conocidos, muevo el tema y, una vez que se que es posible la instalación, pido la línea en una tienda. Dejo pasar el tiempo, me llaman y me dicen que no hay noticias de la petición.
  4. Repito, por teléfono la petición. Dejo pasar el tiempo, llamo y me dicen que la calle, la calle en donde se supone que tengo una casa, no existe. Como no hay calle no hay línea. Cuatro meses antes si existía la calle.
  5. Se me enciende la bombilla. La calle en cuestión antes, pero mucho antes, estaba dedicada al general superlativo. Pido la línea con la dirección general superlativo. Me llama la empresa instaladora, les explico que lo del general superlativo no es, que la calle actualmente es otra. No se sorprenden, quedo con ellos, voy una vez mas a San Pedro. Esta vez el operador es bastante espabilado, le explico lo de la línea de enfrente, lo del tío, que hay que cruzar la calle como se pueda, etc. Se va a la central y ve que hay un par de cables sin servicio en mi lado de la calle. Lleva uno de ellos hasta un poste y desde el poste a casa. Hasta ahí sin problemas. La acometida como es lógico entra por la fachada y baja por un tubo hasta el salón. Descubrirlo nos costo un montón. Como llamé al constructor por si se acordaba por donde iba el tubo eramos tres buscando la caja. La descubrimos, como dije, en salón. Estuvimos un par de horas intentado meter una guía por el tubo pero no lo conseguimos.
  6. Luis, el constructor, había quedado con el electricista para hoy lunes no para mi casa, para una obra nueva que está haciendo. Voy a San Pedro, trasteo un poco por la cuadra, llegan Luis y el electricista y, el electricista, a la primera, mete la guía (desde el salón). Le suben en la pala de la máquina de excavar, y !por fin¡, tengo el cable en el salón. Hago una instalación provisional, mando un mensaje al instalador, caliento la comida y cuando me llevo el primer bocado a la boca, llega. Instala el PTR, prueba, pero la instalación interior no funciona. Prueba con un empalme, y funciona. Prueba con otro y funciona. La parte de arriba ya funciona, pero la de abajo no.  Desmonta empalmes, los monta y por fin

¡A la sexta fue la vencida!

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