lunes, 21 de noviembre de 2011

Fin de semana de codornices y muleta.

Y como no de Kinga. Nos recibe con arrumacos y ronroneos, siempre que está con nostros ronronea, ya no es tan pesado con los arrumacos y autocaricias, pero no para de ronronear. Eso si, como un día nos descuidemos lo vamos a pisar o a dar una patada, sigue metiendose entre los pies.
Este fin de semana era el cumpleaños de Mila y de los otros cinco o seis que cumplen años en estas fechas. Como todos los años tocaba codornices. Toda una expedición, 45 km, pero merece la pena, están muy ricas.
Intente llevar el coche hasta San Pedro pero, un poco después de La Cabrera, se lo dejé a Prado, tenía una sensación rara en la pierna izquierda, no quiero forzar nada la situación. Sigo con dolores y sigo sin atreverme a salir de casa sin muleta, aunque con tráfico fluido puedo conducir. Estoy realmente cansado de esta situación, por decirlo de una manera fina (mas bien estoy en su versión grosera).
También ejercí mi derecho al pataleo, pero no creo que se den por aludidos. Votamos en San Pedro y regresamos a Madrid antes de comer para que Prado ejerciese el suyo.

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